Archivo de la categoría: Encima del Arco

Puentes, los de romanos…

Andres Holgado Maestre

En el mismo límite entre Cáceres y Badajoz, viniendo hacia Mérida por la antigua Nacional V, hace 35 años, me encontraba yo cuando venía a venderle jamones a alguno de los innumerables clientes que tenía entonces una gran empresa para la que tuve el honor de trabajar durante ocho intensos años de mi vida, me encontraba yo, decía, con una curiosa señal antes de cruzar un moderno puente construido por los audaces ingenieros de aquel tiempo sobre el río Búrdalo, indicando que los vehículos de más de 10 toneladas, creo recordar, debían salirse antes de dicho puente y retomar el trazado antiguo de esa carretera, con un par de curvas algo sinuosas, para cruzar el río por encima de un puente… romano. A veces, cuando volvía acompañando a algún camión cargado de jamones, el camión tenía que hacer ese desvío…

El puente nuevo no era seguro por encima de ciertos pesos, aunque ciertamente tenía más luces en sus arcos (seguro que ni arcos tiene…) que el viejo puente que aún sigue, firme y enhiesto, en una ruta que los romanos hicieran para unir Mérida no con Madrid sino con… Toledo, la otra gran ciudad que ya entonces albergara un obispado tan importante como el de Mérida. De cualquier modo, no voy a entrar en detalles históricos, que son de otro negociado, sino en la paradoja de que una construcción de cuando no se contaban los déficits públicos con tanto esmero como ahora fuese más resistente, dos mil años después, que una construcción hecha con materiales modernos y desconocidos acaso entonces, que han demostrado su fortaleza, pero que se han aplicado dentro de unos esquemas de tacañería tan excelsa que acaso no es que no usaran argamasa como hacían los romanos porque dominaban el arte de la cantería (en realidad eran los canteros extremeños los artistas de la piedra, y si no me creen, vean las manifestaciones de trabajo con el granito muy anteriores a que los romanos aparecieran por estos lares…) sino que tampoco usaban cemento en las proporciones adecuadas por razones “modernas” que tienen que ver más con Sicilia que con Roma. Y el que tenga oídos, que oiga.

De modo que cada vez que paso por la hoy E-90 o A-5 (Lo de Nacional no está de moda en la España “correcta”) cruzando ya sin desvío porque harían unos puentes más consistentes con los fondos europeos,  y veo el anuncio del Río Búrdalo, pienso inevitablemente en el puente que allí sigue, esperando que en cualquier momento alguna persona se detenga y lo pasee, meditando sobre lo efímero de las obras humanas cuando están mal hechas. El bien perdura más. Por eso los arcos de ese puente y de otros puentes en esta hermosa tierra, siguen tendidos y aguantando los pesos que le echamos encima. Viva Extremadura en todos sus arcos.

Andrés  Holgado Maestre, Sociólogo

 

Deja un comentario

Archivado bajo Encima del Arco

Para el amor, en sus distintas caras…

¡Qué tendrán estas piedras de mi Mérida…!

Esta tarde pesada de Septiembre, cuando el verano agoniza y el otoño amenaza con una lluvia de hojas necesaria, me ha venido a visitar alguna musa. Se conoce que leí mucho a Quevedo esta mañana y me ha entrado una vena literaria que bien pudiera hacerme perder algún amigo…
Pero yo quiero dedicar esto que he escrito, porque a alguna persona algo le diga, y acaso una sonrisa arranque, porque ya hice llorar a alguien, y yo mismo derramé, más de una lágrima por ellas. No está dedicado a una sóla persona, para mi fortuna…

Para el amor, en sus distintas caras…

 He seguido caminando, como ciego,

desde que perdí tu luz, tan pura,

sin conseguir hallar nunca el sosiego,

teniendo por compañera a la amargura.

Podrá el tiempo correr su espeso velo.

Podrá la vida arrastrarme sin cordura.

Pero no conseguirán que mi desvelo

se convierta de nuevo en la negrura.

En las dulces tinieblas de mis sueños

donde habitan mis deseos más profundos

El lugar que tu abriste, y que dejaste.

El lugar del que yo pensaba ser el dueño

y que, sólo, se tornó en lago infecundo

Donde Ataecina regresó, para ocultarse.

Andrés Holgado, en Mérida y Septiembre de 2012… pero muchos otros sitios y momentos son los que se recogen en estas palabras, que mi mano ha colocado sin que apenas yo mismo sea consciente.

Gracias, amor, por ayudarme a ver belleza en estos páramos…

Deja un comentario

Archivado bajo Encima del Arco