Clausura de la temporada 69-70 en el Imperio C.F.
Con asistencia del Delegado de Deportes del Excmo. Ayuntamiento de Mérida, D. Luis Donoso Hurtado, Directivos del Club y el antiguo jugador del Imperio, CURRO, hoy en el Elche. (Año 1970)
Clausura de la temporada 69-70 en el Imperio C.F.
Con asistencia del Delegado de Deportes del Excmo. Ayuntamiento de Mérida, D. Luis Donoso Hurtado, Directivos del Club y el antiguo jugador del Imperio, CURRO, hoy en el Elche. (Año 1970)
Cuenta la leyenda que, en sus años de instituto en Laney High, Michael Jordan no fue elegido por su entrenador para formar parte del equipo de baloncesto. El día en el que Jordan vio la lista de los componentes del equipo y comprobó que su nombre no estaba en ella, se encerró en su cuarto y se pasó el día llorando. Ese contratiempo consiguió hacerle más fuerte y volver con más ganas para el año siguiente entrar en el equipo y así iniciar la carrera del jugador de baloncesto más increíble de todos los tiempos. El entrenador, que se llamaba Clifton (Pop) Herring, ha vivido una pesadilla desde que la historia se extendió y, para todos se ha convertido en el ejemplo de alguien que no era capaz de identificar el talento ni aunque le diera una bofetada.
Hoy, en Madrid, sentimos algo parecido por lo ocurrido ayer en Buenos Aires. Somos buenos, teníamos la mejor valoración técnica en nuestra candidatura e hicimos la mejor presentación. No nos merecíamos no pasar el corte. Y sin embargo, aquí estamos: encerrados en nuestro cuarto llorando, sabiendo que somos lo suficientemente buenos para ganar, cumpliendo con las formas al felicitar al contrario, autocomplaciéndonos porque hemos hecho un trabajo extraordinario y pensando en nuestro fuero interno sobre la injusticia que supone que nosotros no organicemos los JJOO de 2020. Es más, una corriente más que dominante tanto en redes sociales y en medios de comunicación habla del mal sistema de elección, de que la suerte ya estaba echada y del «cachondeo» de los miembros de COI que nos tienen manía. ¡Yo mismo solté un improperio contra el COI en Facebook!.
Pero no pasa nada, como hizo Michael Jordan, saldremos de nuestro cuarto, nos repondremos, nos levantaremos, volveremos más fuertes y le demostraremos al mundo que el COI se equivocaba. Les haremos sentir el Coach Herring de turno, porque no son capaces de ver algo bueno ni aunque se lo sirvamos en bandeja.
Pues si me permitís, os voy a dar unos cuantos detalles más de la historia de Michael Jordan. Resulta que no fue exactamente así. El Primer Equipo del Laney High, como norma sólo lo integraban jugadores de 3er y 4º año. Jordan era de 2º año y, por tanto, no le tocaba. Es más, fue seleccionado en el Equipo B del instituto (jayvee roster) donde tuvo un año fantástico y siguió desarrollándose como jugador para llegar en las mejores condiciones a su tercer año y así incorporarse con solvencia en el primer equipo de su instituto justo cuando le correspondía.
Sí que es verdad que ese año hubo un jugador de la edad de Jordan en el Primer Equipo de Laney High que se llamaba Leroy Smith. Pero fue una excepción y por una razón de altura. El año anterior se habían graduado todos los hombres altos del primer equipo y necesitaban incorporar a un grande para tener un equipo compensado. Smith medía 2,02 con 15 años. Jordan apenas medía 1,85. Para conseguir entrar en el Primer Equipo de Laney High y cambiar una dinámica ya establecida, tenía que ser mucho más dominante. Y todavía no lo era. Ahora tiene todo un poco más de sentido ¿no?.
Madrid 2020 ha hecho un gran trabajo. De eso no hay duda. La capacidad es indudable. Pero volvemos a tener el mismo resultado. Claramente, hay algo que no hemos entendido. Desde luego, hay algo que nos falta por aprender. Ser el peor y no ganar es comprensible. Pero ser el mejor y no ganar… es que a lo mejor no somos tan buenos. Algo no hemos hecho bien.
Independientemente de que el sistema de elección del COI huele a chamusquina, el sistema ha sido el mismo para todos y alguien lo ha manejado mejor que nosotros. Y además, es el mismo hace años, por lo que no podemos decir que nos sorprenda. Conocíamos las reglas, deberíamos haber aprendido del pasado y, aunque el trabajo es extraordinario, no hemos hecho lo que había que hacer para conseguir el objetivo de celebrar unos JJOO. Y no hay que darle más vueltas al asunto.
Pero ahora vamos a pensar un poco más allá: ¿Por qué queríamos organizar los JJOO en Madrid?. ¿Por hacerlo en si o por la transformación que iba a sufrir la ciudad, los madrileños y el deporte español?. Si es lo primero… es la peor razón de todas. Los JJOO es el evento donde se consolida el trabajo, las inversiones y las políticas desde el momento en el que la ciudad es declarada sede (7 años antes). Lo importante es lo segundo, es lo que se hace durante esos 7 años para crear esa transformación. Resulta que hemos hecho el 85% de la transformación física de la ciudad ya que casi todas las instalaciones están hechas. Precisamente por eso, nuestro presupuesto era austero, responsable y realista ¿no?.
Sin embargo, hay un plan trazado que, en teoría, generaba el cambio en el deporte y en la sociedad madrileña y española. Y yo me pregunto: ¿Por qué no lo hacemos en cualquier caso?. ¿Por qué no apuntamos a hacer lo que sabemos que tenemos que hacer?. Si es tan bueno para nuestro país… tendrá sentido hacerlo en cualquier caso ¿no?. Porque no lo hemos escrito en nuestro dossier de la candidatura porque quedaba bonito en el papel ¿verdad?. ¿Es por dinero?. ¿Es porque no se justifica ni un euro de inversión?. ¿De verdad se justificaba antes y ahora no?. ¿Es porque no generamos el entorno adecuado en el que esto se pueda hacer?. ¿O es más bien porque no nos consideramos capaces de hacerlo sin el apoyo de una cartera llena billetes?.
Si somos totalmente consecuentes con nuestros planteamientos, podremos ver que muchas de las iniciativas que hemos defendido en nuestra candidatura se pueden poner en práctica. Quizás haya que cambiar algunas cosas importantes pero no puede ser que todo dependa de que ahora no tenemos unos Juegos a los que imputar unas inversiones que, en muchos casos, tienen sentido en si mismas.
Miguel Ángel decía: «El peligro no es apuntar muy alto y caer sino apuntar bajo y tener éxito». Ahora, lo que realmente da miedo es que, con la excusa de que no tenemos Juegos se justifique cualquier ataque a: a) al desarrollo del deporte como herramienta educativa y cambio social y b) a los deportistas como el reflejo de los valores y creadores de la ignición necesaria para la práctica deportiva. No nos lo podemos permitir.
Hay que apuntar alto, hay que aprovechar todo el trabajo hecho para crecer. Sino, todo esto no habrá sido una inversión, sino un gasto. Desde luego que hay que recalcular la ruta porque nos ha cambiado una premisa importante. Pero, acordémonos que esta premisa no era la más importante. Lo más importante era la transformación que el deporte podía generar. ¿Vamos a dejar de creerlo ahora?.
Llevamos años apostando por una manera de hacer que nos ha puesto en una situación límite en la que la organización de unos JJOO en 2020 era comúnmente aceptada como la tabla de salvación del deporte español. Desde luego, que necesitamos un cambio importante. Para llegar a un sitio donde no hemos estado antes, debemos convertirnos en alguien que no hemos sido antes. Queremos resultados diferentes, pues tendremos que hacer cosas diferentes ¿no?.
Hay un dicho muy común en el mundo de la ciencia que reza: «para que se produzca un cambio de paradigma, no sólo tienen que retirarse los viejos científicos. ¡Tienen que morirse!». ¡A ver quiénes son los que mueren!. Hoy, día en el que estamos llorando en nuestro cuarto con Jordan, lo que sí entendemos es que esperamos que se avecinen tiempos de cambio. Y como no hagamos algo nosotros… esos cambios serán a peor. Conozco a muchos elementos preparados, con formación, con capacidad, con motivación y con la visión disruptiva necesaria para darle la vuelta a esto. El sistema no les ha ayudado hasta ahora, pero quizás es el momento de echar mano de ellos. Casi todos están disponibles y con ganas de aportar.
Mi amigo Marcos me ha enviado este vídeo que viene perfectamente al caso con lo que sentimos hoy. Cuando lo veáis entenderéis que el deporte español no se merece seguir virgen a los 45 años. ¿Hacemos que las cosas pasen?.
http://www.expansion.com/blogs/re-imaginando/2013/09/08/45-anos-y-virgen-ultima-reflexion-sobre.html
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En uno de los más famosos artículos del New Yorker titulado «Cómo David vence a Goliath», su autor, Malcom Gladwell, pone de manifiesto que quizás el mito que nosotros consideramos una excepción es más bien la regla. Es más, comparte un estudio realizado por Ivan Arreguín-Toft en el que «analizó todas las guerras de los últimos 200 años en los que había una parte claramente más fuerte que la otra y concluyó que el débil ganó en un 71,5% de los casos».
Pero no paró ahí. «Arreguín-Toft analizó conflictos en los que un oponente era al menos 10 veces más fuerte que el otro (en términos de población y fuerza armada) y hasta en esos casos, el «tapado» ganaba una de cada tres veces».Pero tampoco paró ahí. «Se dio cuenta de que, en el caso de que el «débil» no peleara con las reglas convencionales de la batalla, el porcentaje de victoria subía de un 28,5% a un 63,6% a favor de David.». Alucinante, ¿verdad?
Por otro lado, me he vuelto a cruzar esta semana con una conferencia de Benjamin Zander que categorizo como una de las más inspiradoras de la historia. Zander es el Director de la Orquesta Filarmónica de Boston, profesor de música y un excelente conferenciante. Empieza su exposición hablando de que, en el mundo de la música clásica, hay una teoría extendida que defiende que la música clásica está muriendo. Sin embargo, él apoya otra corriente menos compartida dentro de la música clásica que defienden que lo mejor está por venir.
En el ámbito normal de la música clásica, se acepta que al 3% de la población le gusta la música clásica y los «sabios influyentes» piensan que si son capaces de alcanzar el 4%, la música clásica estaría salvada. Zander, consigue que, en un auditorio de 1.600 personas, TODOS acepten que les gusta la música clásica, aunque la mayoría (un 97%) no lo sabían. Su teoría es que se tiene que aspirar a que una mayoría de la población escuche música clásica. Y, desde luego, lo demuestra.
En ambos casos, tenemos a una batalla donde existe un lado más débil (David) o minoritario (música clásica) luchando contra otro aparentemente más fuerte (Goliath) o popular (megaproducciones musicales y éxitos efímeros). Y lo que Gladwell y Zander nos demuestran es que esas guerras aparentemente perdidas a priori, no lo son tanto. Es más, es posible que tengan ventaja pero siempre y cuando se consideren dos factores clave:
1.- No luchar con las mismas reglas de juego del más fuerte.
2.- Crear un vínculo emocional intenso.
En España es muy fácil identificar a un David. En política, tenemos a los Goliaths (PP y PSOE) y el resto ejercen de David. Y seguirán siendo el David perdedor de la batalla mientras sigan ejerciendo de pobre desvalido al que el sistema le penaliza, no crea que puede generar un cambio real y se conforme con salir lo menos apaleado posible en cada enfrentamiento con Goliath. Para tener ventaja siendo David hay que ser muy bueno. Hay que entender bien el juego y cómo cambiar las reglas, cómo aprovechar las oportunidades y desarrollar estrategias con otras armas que Goliath no puede utilizar.
Pasa lo mismo con los deportes minoritarios. Según el Consejo Superior de Deportes, existen 3,5 millones de licencias repartidas en 66 federaciones deportivas. De estas licencias, el 74,3% (2,6 millones) se reparten en tan solo 5 Federaciones (Fútbol, Golf, Baloncesto, Caza y Tenis). Y así las cosas, sólo escuchamos lamentos y quejas de que España es un país de fútbol, que la Federación de Golf de Caza o de Pesca tienen el monopolio de las licencias para la práctica amateur o de recreo o que fuera del tenis y el basket no hay nada que hacer. Por tanto, el resto de los deportes, las otras 61 federaciones, consideran que aquí hay poco futuro hasta que no cambien las cosas desde arriba. ¡Cada vez que escucho esto me pongo de mala leche!.
La minorías tienen ante sí una gran oportunidad. Ahora es el momento en el que se favorece el cambio de las reglas del juego. Ahora es el momento en el que la gran mayoría está pidiendo a gritos un cambio. Ahora es el momento en el que cualquier propuesta que consiga conmovernos de cualquier manera, que traiga esperanza, que traiga aire fresco, que sea un poco loca y osada pero sólida y contundente tiene más posibilidades de obtener un respaldo. Y ese respaldo vendrá, no sólo de la sociedad sino también del ámbito empresarial, de los patrocinadores que están esperando ser parte de algo que genere movimiento positivo, de los inversores y, probablemente, de las administraciones que necesitan que pasen cosas (aunque en este caso sea más bien por omisión).
Como dice Zander al final de su conferencia, necesitamos gente a la que «le brillen los ojos» con el reto del cambio. Gente buena capaz de crear vínculos emocionales intensos. Y tenemos a muchos de esos en España. Lo que pasa es que ser bueno y hacer lo que tiene que hacerse requiere una responsabilidad. Y, a veces se está muy cómodo siendo David, escudándose en que tenemos la guerra perdida y no generar ninguna expectativa, no vaya a ser que alguien espere que ganemos la batalla. Cuando David no gana la batalla, es porque no quiere aceptar que, en realidad, David es Goliath.
http://www.expansion.com/blogs/re-imaginando/2013/07/27/en-realidad-david-es-goliath.html
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«Re-imaginando» El blog de Ángel Sanz
El hambre es la terapia de choque que necesitamos para cambiar nuestra actitud. Y creo que todavía no la hemos experimentado como sociedad.
Es el momento de «Los Juegos del Hambre». Como en el libro de Suzanne Collins, sobre el que se hizo la película, nos han soltado en un entorno hostil en el que tenemos que pelear fuerte para subsistir. Y, a veces, la sensación es que la pelea es a vida o muerte. Necesitamos desarrollar habilidades y competencias para luchar con solvencia y trabajar para ser mucho mejores. El objetivo no es pelear para no perder lo que tenemos porque cada vez tenemos menos. El objetivo es enfocar nuestra energía en ser mejores para conseguir cosas que antes dábamos por sentadas porque, entre otras razones, las obteníamos sin esfuerzo. Es el momento para que las compañías tomen riesgos, para que se genere un ambiente en el que se respire que todo es posible y que la actitud negativa sea autoexcluyente. Es momento para tomar las riendas y, así… saldremos a terreno más amigable. Podremos ganar los «Juegos del Hambre».
http://www.expansion.com/blogs/re-imaginando/2013/04/06/los-juegos-del-hambre.html
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¿Recordáis a Marty McFly?. Era el personaje que Michael J. Fox interpretaba en la trilogía de Regreso al Futuro que, utilizando el DeLorean del simpático científico Emmet L. Brown («Doc» para los amigos), era capaz de viajar en el tiempo, ver lo que iba a pasar y hacer pequeños cambios para que el futuro inmediato fuera mejor.
Pues resulta que, en el mundo del deporte, hemos encontrado nuestro DeLorean particular a través de los alumnos del MBA de Gestión de Entidades Deportivas. Este hallazgo nos ha permitido repetir el milagro de McFly: hemos podido ver cómo será el deporte en España dentro de 30 años y estas son algunas de las cosas más interesantes que nos hemos encontrado:
– En 2043, un deportista no tiene que elegir entre estudiar y competir en la élite. El sistema de competición está unido al escolar y al universitario y prácticamente es imposible no pasar por una formación académica para desarrollar tu carrera deportiva.
– Rafael Nadal ha conseguido replicar el modelo de gestión personal y deportiva que vivió con su tío Toni en su exitosa agencia de representación de deportistas que presentó en sociedad hace ya 30 años (en 2013). Los deportistas que se fueron incorporando a esa agencia han ido convirtiéndose en referencia deportiva, de imagen y sobre todo de impacto positivo en su entorno. Hoy, esta agencia es líder mundial en su sector.
– Las canteras de los clubes deportivos han cambiado radicalmente. Muchos años atrás entendieron que su labor trasciende lo deportivo y está más orientada a la formación integral (sin descuidar lo deportivo, por supuesto). Trabajar desde edades tempranas los valores a través del deporte ha sido la clave para generar un movimiento positivo que nos ha ayudado a salir con solvencia de muchas situaciones difíciles por las que nuestro país ha ido pasando. Es sorprendente, pero el nivel deportivo ha crecido de manera exponencial. En los últimos JJOO de 2040, España ganó 45 medallas y somos la referencia de exportación de deportistas de élite como a principio de los años 2000 lo eran Brasil en fútbol o EEUU en baloncesto.
– Se ha generado una mejor conexión emocional entre el aficionado, el deportista y el deporte. Algo parecido a lo que se vive en el deporte universitario en EEUU donde existe un apoyo total del entorno local y el seguimiento del deporte amateur es igual o más importante que el deporte profesional. El deportista está arropado por su entorno y siente la responsabilidad de devolver parte de lo que recibe ayudando a otros.
Esta parte se ha desarrollado todavía más, y se ha creado una estructura donde deportistas que están al final de su carrera deportiva o ya la han terminado tienen la formación y el método para ayudar a los jóvenes deportistas que se están incoporando para transmitir su experiencia y conocimiento de manera que las siguientes generaciones crezcan sobre una base sólida.
– Las compañías de selección de personal y los cazatalentos miran al colectivo de deportistas (que en su mayoría han pasado por la universidad para poder seguir compitiendo) como la mejor fuente de creación de profesionales de éxito ya que llevan muchos años entrenando las habilidades clave en el mundo de la competición donde la improvisación, el cumplimiento de objetivos, la mejora continua, relaciones públicas, el liderazgo y la gestión de equipos es la base para tener éxito.
La verdad es que ha estado bien tener la suerte de poder viajar al futuro y ver este panorama tan idílico y especial en el que todo es perfecto. Pero, honestamente, suena como la propia película de Regreso al Futuro: Una historia de ciencia-ficción.
Por otro lado, muchos de los grandes logros que eran inimaginables en su época se consiguieron simplemente a partir del empuje y pasión de gente cabreada, enrabietada, desesperada o simplemente súpermotivada porque veían la necesidad de un cambio; de una revolución.
La conclusión que he sacado tras mi experiencia con este grupo de estudiantes del MBA amantes del deporte es que el cambio es posible y que, probablemente, el momento es ahora. ¿No sería interesante hacer un planteamiento a las instituciones, organizaciones, compañías y responsables correspondientes para que nuestro futuro se parezca en algo a esto que hemos podido ver dentro de 30 años?. El mundo del deporte se compone principalmente por aquellos que lo adoran, por los aficionados y por los que están dispuestos a dedicar su vida a él en cualquier ámbito. Si ellos quieren que ese cambio se produzca… va a ser imparable.
P.D.: Mil gracias a los alumnos del MBA de Gestión de Entidades Deportivas y del Entretenimiento de la UEM. Lo hago extensivo a aquellos que se están preparando y formando para introducirse profesionalmente en el mundo del deporte. Vosotros sois lo que vais a crear vuestro propio futuro y podéis impactar de manera relevante en el nuestro.
Fdo.: Ángel Sanz
Twitter: @proyectowow
«Re-imaginando» Blog de Ángel Sanz
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